Por Alberto Navia
A Ruy
Y te asesinaron en un camión
por unos cuantos piches pesos
por un celular barato y viejo
y un relojito mamón.
Y te sacaron de la vida en un instante
por valiente y bravucón
porque quién putos son ellos
para quitarle sus cosas a la gente
y sin la menor precaución.
Nos quedamos desolados
mirando tu cuerpo tendido
inmóvil, impertérrito hasta que
alguien lo cubrió con una manta
y así dejamos de ver tus ojos burlones
ante la violencia de la vida
que ya no te podrá tocar.
Nos hemos quedado solitarios
esperando una vez más tu franca sonrisa
y tu mano grande y dispuesta
y tus abrazos de oso
y tu cráneo pelón.
A dónde estarás a partir de ahora.
A dónde te volveremos a encontrar.
Te han envuelto en una caja metálica
mientras nosotros solo llorábamos.
Tú dejándote encerrar sin la menor protesta
culpa del puto balazo en la cabeza que te desfiguró.
Las caras de ojos estupefactos.
Las caras desconcertadas.
Las caras avergonzadas.
Las caras sorprendidas.
Las caras temerosas.
Tu cara violentada.
La violencia rigiendo.
La violencia rugiendo.
La violencia marcando.
La violencia dirigiendo.
La violencia violentando.
La violencia destruyendo.
Tu resistencia a la violencia.
Al final
el final
es total.
…
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