La melodía de tus cabellos me acompaña cada tarde
tardes que paso en vela
velas son tus brazos cuando me aferro a ellos, cual ancla,
ancla de las ganas siempre insatisfechas de tu tacto
tacto que se vuelve brisa o gotas de fuego
fuego ébano arde y va abrasando todo a su paso
pasos escucho en mis papilas al devorarte completo
completos los seres cuando se entregan sin miramientos a destajo
destajo de instintos reprimidos por urgencia
urge regar los piélagos ya casi desérticos por la sed
sed del sol nocturno
nocturna la apetencia por encontrarte en otros sitios
otros sitios donde no sólo me devores con tus ojos
ojos dispuestos a saborear con las pupilas
pupilas husmean y compruebas que estoy en piezas
piezas de un acertijo cuya respuesta son secreciones
secreciones de tu boca y de toda tu materia
materia siempre dispuesta a mi carpanta, me adivina
adivina las coordenadas que liberan ríos
tu Río y mi Mar fluyen en un solo cause con presteza
presteza de la calma y el gozo atónito.
***
Humedales de mi centro, de Lucina Vázquez Miranda, Fuego Abenuz, es un poema de largo aliento en el que Perséfone, voz lírica femenina, expone los diferentes tipos de amor proferidos por los hombres como parejas. Philia es de carácter intelectual, espiritual, de charlas filosóficas y literarias, pero no el más atrayente en lo sexual. Eros, en cambio, se desborda en el placer de los sentidos. Con él, Perséfone se reconoce “mujer de ombligos”, apegada a sus deseos yacentes. Finalmente, Pragma completa sus requerimientos amatorios, en un amor íntimo y de conocimiento mutuo, de platos y ropa sucios, pero también de la estabilidad del hogar y de los hijos. Así, Perséfone, compleja y exigente, declara sin tapujos los menesteres amatorios de una mujer tridimensional, con capacidades y necesidades físicas, espirituales, intelectuales, sexuales, etc., donde no se limita a un rol dentro de lo socialmente aceptable, sino que se desdobla en todos los humedales de su centro, fértiles más allá de la reproducción humana, y que, de manera valiente, muestran la riqueza de la naturaleza femenina.
Imagen al exterior
Pensando en ti >> Óleo >> Mónica Löwenberg
Fuego Abenuz, Lucina Vázquez Miranda. Es doctora en Derecho, especializada en patrimonio cultural funerario. Embarcada en los ríos de la tinta, las amarras de su barca anidaron sobre la prosa y el verso. Bajo el seudónimo de Fuego Abenuz, combustiona entre la poesía, la narrativa breve y la crónica. Antologada en diversos países, colabora en la revista Sombra del aire desde 2022, y ha publicado los libros: Letras en desorden (Galaxia literaria, 2021), Pingüis X: un cuento y fábulas infantiles (Galaxia literaria, 2022) y Humedales de mi centro (Sombra del aire, 2024). De espíritu libre, signo Leo y con una pizca de Rivotril, su almenara se inclina hacia el erotismo, escribe para recordar sus vidas reales y ficticias, llenar los espacios que le faltan, y entonces… tal vez existir.


