Acaricias las hadas en los escenarios prohibidos de la luna, sin que nadie lo sepa, al ras del humo negro donde descansan los insectos. Cuando las libélulas ocupen las esquinas, los valles, escondiéndose en los pequeños espacios, y las rosas de sal tapicen de llanto el precipicio infrarrojo hacia las luces encendidas del Elfo…, regresaré al contradictorio origen del desamor; inevitablemente traspasaré la barrera trasversal del éxtasis hasta convertirlo en cadena perpetua. Bajé al mausoleo durante largas y absurdas horas, caminé cerca de las pilastras tétricas, desafiando el recinto del infierno mientras un grito desconocido perseguía las sonrisas tiernas, sepultándolas en asfalto cocido donde ninguno se atreve a infiltrar el ayer en los corredores de amatista, ni el silbido sensitivo del hoy al borde de la somnolencia removió los recuerdos sin saber qué sucede, si en dos minutos fuiste devorado por La Luz del faro girando en el exagerado tumulto de los excesos. Después del reencuentro, desapareciste abrumado en las impuras noches sin bozal, al interior del agua efervescente que corre sin reservas sobre las húmedas carencias tiritando al exterior del fuego. Poco a poco corté las alas de las hadas, dejé que resbalaran al precipicio infrarrojo, las tiré al océano de espinas; sabía que no regresarías más a mis sueños, hice una cinta con las gotas de rocío, cayó perdiéndose vorazmente en el lodo de los animales furiosos, sin saberlo trasformé la imagen imperial del erotismo en opresivas cadenas de carne contaminada de odio, cascadas de episodios cerrados contrastaban el espacio sombrío. El melancólico tono obscuro del Castillo sofocaba los nombres que despuntan exhalando nostalgias, y cada respiro sabe a humo color de antaño. Salir, huir a donde fuera posible…, abandoné la ciudad letal, desgarré a la inmensidad donde no se siente la rabia hostigante del silencio hacia el ángulo del mar, el sitio inesperado en el cual día y noche duermen las hadas en el origen del desamor, debajo de los sueños primitivos entre los agrios contornos del centro… Acercarme a ti contradictoriamente, queriendo desintegrar el pecado, en mi duelo subversivo convierto la traslación del éxtasis de un segundo a cadena perpetua, destinados a acariciarnos en la potencia paradorsal de un sonido errante por un segundo, en medio de la coincidencia, en los escenarios prohibidos de la luna…
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IMAGEN AL EXTERIOR
Maria Magdalena in Meditazione >> Jusepe de Ribera, 1623
Vanessa Fens, Lariza Fentanes nació el 11 de diciembre en Veracruz, México; actualmente radica en Londres. Es Escritora autodidacta y Bailarina por la Facultad de Danza Contemporánea; cursó la licenciatura en Derecho entre la UV y la UNAM. Realizó colaboraciones para la Revista de la UV, la Sección Cultural del Diario Local, y la revista Brújula. En 1998 emigró a Milán y, posteriormente, se integró al Staff de la Condesa Pinina Garavaglia, “Vanytas Company”, como vocalist reading poem; luego en “Infusione” y “Los Brillantes”, para espacios como el Carnaval de Venecia; en Milán, Mónaco e Ibiza. Durante años, trabajó como traductora. Publicó en 2010 en el periódico Formato7; en 2014, en la columna «Territorio de palabras» del periódico El mercurio (Méx), y en la Revista Peregrinos y sus letras (EU). Actualmente, colabora en las revistas literarias Sombra del aire, Nocturnario y Cardenal. En 2021 fue galardonada por el Consejo Nacional de Escritores Independientes.