Así como en la entrega anterior tuvimos en Sombra del Aire a mis queridas mariposas, este es el momento de las moscas. Los poemas 1º, 3º y 4º pertenecen al libro —mártires de la genética—; los poemas 2º y 5º son del libro —tierra—; el 6º poema pertenece a mi libro de sueños —todas las estrellas menos una—; y la última mosca la rescato del libro titulado —13—. Hoy consigo sin esfuerzo que una mosca aterrice en mi mano como si domesticada, pero no siempre tuve tan buena relación con ellas, debido a cierto trauma doloroso y sangriento. El caso es que esta mejora notable en mi trato con ellas sustenta la confirmación de que todos los seres vivos desean establecer una comunicación amistosa y directa con nosotros, y no el enfrentamiento. En general los animales, todos, se asombran al vernos y sienten gran curiosidad por nosotros. En particular, siempre es el momento de las moscas y todos los rincones son su vecindario, a todas horas y en cualquier lugar. Simplificando: son legión y su lema será SEMPER.
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las moscas
parecieran pedir morir aplastadas
en cualquier momento y de cualquier manera
y por la gracia del factor humano
¡de puro aburrimiento!
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las moscas
son puntos y aparte
minan frenéticas en insalubre barrena
nuestra fatiga y descanso
del mismo modo y con irritante destreza
acribillan cualquier instante de cada día señalado
¡volante efeméride!
estas pegajosas antojadizas
anhelan tu boca
y te rondan el ojo
se frotan ante cada mucosa fresca o seca
reclaman de tu pelo su queratina
¿y por qué no tu cuerpo entero?
—el templo de su codicia—
facturan del maná de cada brillo aparente
fluidos y tuétanos inconsolables
de incontables cadáveres
nómina de lo obsoleto
detritus cientificista
pilar del óbito dogma
habitantes de aquellos osarios
de extensiones inabarcables
tierras yermas y campos santos
donde sólo quedan de los castillos
el negativo de cada almena
señalado por un torbellino de moscas
torreones donde pena la agonía de los fantasmas
de nuestra memoria —siempre en lucha—
contra los homúnculos de la historia
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las moscas pintan
pulsa el tiempo
la eternidad en su contra
sus heces abonan la herida del óbito
intoxicando lentamente
el tono vitalicio con paleta pálida
de tonos agrios —demediados—
sin vida
sin brillos
tales fotogramas recientes añejos
intimidan sus vaivenes
de largas idas y venidas
o en el aire suspendidas de un hilo
su idiotez siempre en primer plano
mendigas de nuestro sudor
exentas de piedad nos recuerdan
que ni en la muerte
hallaremos la paz
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las moscas
aletean sus vidas irreflexivas
a vueltas con la basura
zumbando inconscientes el aire
contaminándolo de mentiras
sobre la violencia de la muerte
pienso en el fin del mundo
de no quererlas cuando joden tanto
imagino como imagen última
una mosca
ellas comen muertos y nacen de ellos
deglutiendo el tiempo en baba fina
tarjetas de visita del diablo
demolición controlada de la paciencia
trabajo a destajo en lo echado a perder
maestras del olvido
máculas aladas malditas
borrones de la existencia
coprófagas necrófagas
¡parad!
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moscas insidiosas
escapistas repelentes
aburridas cojoneras
cargantes y estúpidas
¿buscáis acaso la muerte?
¿o es que os envía el diablo?
no creo que compartamos
ni una a de ene
pero sí una suerte extraña
como tantos de nuestros escribas
amanuenses y notarios
fabricantes rutinarios de patentes
repetís patrones
circuitos cerrados
sobre rutas baldías
que sólo os acercan a una muerte segura
volad con cautela si no queréis entrar en guerra
como os sé perdidas debierais apuntaros este dato
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—tenemos cinco idiotas por cada una de vosotras—
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despojos de materia opima
generosa en demasía
al mundo atormenta y agravia
con sobras y aluviones
de más materia
bajo un diluvio tóxico
de jarabes químicos
entre aceros de punta
y cristales rotos
el átomo ha muerto
y con él las horas
la muerte de todos
hace de vientre
gusanos fétidos
cuya ambición defeca
moscas forenses
amarillas oportunistas
idiotas azules
verdes inoportunas
mientras el hígado planetario
intenta la siesta y ajeno
avergüenza
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la rueda del tiempo no muere
rueda
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la mosca recién llegada
comía entraña a expensas de la mosca
despanzurrada anteriormente
a esa le salieron la ideas por las cuencas
tras una palmada —necesaria— en la espalda
pues en la estancia hay un pintor
que con ellas no puede —aunque se esfuerza—
no se sabe quién es quién en tal revuelto
se enredan las tripas de ambas
en una ensalada de seso blanco
moco rojo y pata fina
una naturaleza muerta
un amasijo inverosímil
un revuelto casi humano
vuela bajo la incertidumbre
tiene canina el hambre
su sed obituaria calma
con los restos de la mesa
gracias a un sol de justicia
que fermenta cada hora
las cuatro esquinas
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(soñado el 17/10/2015)
IMAGEN AL EXTERIOR
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Alias Torlonio, David García. Pintor. Disléxico. Ermitaño. Bosquimano. Vegetariano. Íbero. Guerrero pacifista. Extraterrestre mientras no se demuestre lo contrario. Nombrado en 2018, 14o Rey Natural de los Gatos del Bosque. Se declara objetor de conciencia desde 1982, apartándose para siempre de la industria militar, el estercolero político y los infiernos religiosos.
Frases poco conocidas de de Alias Torlonio: El silencio pule el alma. Los malos son tontos, los tontos son buenos, los buenos son listos, los listos no tanto. La miseria viene de la mente; la abundancia sale del espíritu. Me da igual un traje a topos que un campo de minas.