Dictamen de sitio
El nombre del poemario procede de las palpitaciones ocultas, del ritmo en que giran las galaxias; procede de la fuerza que empuja la marea contra los peñascos, el mismo que se anuda en las cabezas infantiles y forma los remolinos que hacen crecer sus cabellos. El título parte de la visión que el poeta García Lorca hizo de la poesía: sondear las cosas del otro lado, cuyo acto de revisión puede incluir la propia vida como si el autor hiciera una “antropología de su propia vida”.
La lectura de Pulso herido en el museo de la natural historia de José P. Serrato provoca un metal corrosivo que puebla nuestra lengua: son las partículas de la desaparición y desesperanza. Los poemas del libro nos sitúan en infames geografías: vertederos clandestinos, moribundos basurales, muros que dejan ver un páramo de árboles derruidos. Es el lugar donde antes volaron heptasílabos de alas rotas y que ahora es donde zumba la desgracia.
Sin embargo, a pesar de la geografía desafiante para la vista, en los poemas entrevemos algo casi vegetal que nos abraza. Son arbustos que anuncian el valle de las mariposas, cuyo revoloteo deja caer polvo migratorio sobre los semblantes. De esta manera, un arsenal de moscas será sustituido por bandadas de mariposas que trazan sobre un mapa migraciones realizadas y por realizar. Ciertamente, las mariposas dejan ver a lo largo del poemario que hay una violencia que se estampa en las primeras planas y en los muros de casas comunales.
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Descripción del poema
El poeta es aquel ser que se pregunta. Antes, cada uno de los poetas había preguntado a la hoja, a la gota de rocío y a la piedra; en nuestros días, el poeta pregunta al poema, así como casa de las preguntas, el poema es el habitáculo del poeta. En el caso específico del texto aquí comentado, el poeta entra en el intersticio del poema y obtiene información de aquellos que defendieron la tierra. Podríamos nombrar este poemario como el “Informe del monarca”, pues hay una vida que sigue latiendo en algunos enunciados del poema. Se nota en los versos el cuidado de la fauna terrenal. Para lograr esto, Serrato sustituye la imagen del guardador de rebaños por el guardador de la mariposa monarca que comentaré más adelante.
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Descripción del hallazgo. Zona A. Gabinete de entomología
Fueron encontrados restos de insectos multifragmentados en sus variadas especies: Drosophila melanogaster, Sarcophaga carnaria, Musca domestica, Parnassius mnemosyne, Danaus plexippus, Lycaena phlaeas. El ciclo de vida de cada uno de ellos mostraba una variación de tiempo que no concuerda con el tiempo en la ejecución del poema. Junto a estos fragmentos, se halló alteración de material poético en fuego incandescente cuya información genética otorga indicios de ciertos mecanismos usados de literatura: calambur, retruécano, color etimológico, metapoesía.
Se hallaron asimismo nombres que apuntan a posibles responsables de la poesía: “arzobispa de la carne putrefacta”, “Alejandro Magno lepidóptero”, “la luminosidad de los pájaros marchitos”. Los enunciados despliegan lo que la preceptiva lorquiana considera como poético, acercar las cosas disímiles para encontrarles nuevas rutas de enlace, pasar de la tesis a la conclusión sin ningún desarrollo; conseguir, en una triple ecuación, que Homero Gómez González dance junto al baile de las mariposas.
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Zona B. Laboratorio de observación zoológica
Junto a los cadáveres de caballos, círculos infames de buitres, palomas que recogen plumas heridas del suelo, hay gorriones y grullas que se acicalan. Con su presencia posicionan un luminoso milagro en medio de las urbes cuyo matiz gris esconde a nuestros ojos la belleza. Así, las catedrales se miran a sí mismas en los ojos de las palomas que las contemplan. Los lagos abren su pupila al cielo que también las mira. Es la disputa de lo gris contra el milagro de la luminosidad.
Entre el pájaro que vuela por su jaula y la persona que compra una sólo para mantenerla vacía, esta segunda zona es reconocida por la variedad de aves. Cruzan el poema innumerables pájaros en una bandada vivísima. Nos gustan, como dijo la poeta polaca, porque “se zambullen en las aguas y en las nubes”. El poema es el ave que picotea en clave morse las horas del día.
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Zona C. Galería de arbolación humana
Bisontes acarrean la desgracia, niños ciegos que aclaman el bosque, hojas de bosque caídas a destiempo. En esta tercera zona, Pessoa ha abandonado su estatura baja, los gruesos lentes y la actitud de burócrata aburrido y se ha puesto otra máscara. En otras palabras, aquella persona de bombín ha renunciado a su frente de Magritte y ha preferido un torbellino de mariposas por manzana.
Allí está encarnada la voz de Homero Gómez González sobreponiéndose a la tradición. No sólo perviven las voces de Pessoa, sino los ojos escrutadores de Nicanor Parra, José Lezama Lima, Guillermo Carnero, cuyo nombre fue diseccionado en dos cuadrantes distintos, Lêdo Ivo y Federico García Lorca.
Vladimir Nabokov coleccionaba mariposas que iba acomodando cuidadosamente sujetas con alfileres sobre un tapiz multicolor. Cada muestrario resignificaba el recorrido de una afición, una ruta develada por la geografía en la que cada insecto fue recolectado. En este libro de José P. Serrato nos mudamos del insecto, pasamos por el ave y llegamos finalmente al humano. La poesía es la tentativa de reconstruir este camino. No hay diferencia entre los reinos, hay un oculto lenguaje que nos une y que aquí se quiere descubrir.
Lázaro Tello (miércoles 29 de mayo de 2024)
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Lázaro Tello (Asunción Nochixtlán, Oaxaca, 1986). Licenciado en Creación Literaria por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha publicado ensayo, crítica literaria, poesía y entrevista en diversas revistas nacionales. Es profesor de asignatura del Programa de Integración en la UACM; actualmente finaliza el Doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de México. Estudia la poesía del poeta Eduardo Chirinos (1960-2016).
CHARLA Y PRESENTACIÓN EDITORIAL DE
«PULSO HERIDO EN EL MUSEO DE LA NATURAL HISTORIA» DE JOSÉ P. SERRATO