FLORECIMIENTO EN FRÍO

por Francisco Araya Pizarro

En el planeta Aravela, la naturaleza y la tecnología no eran opuestas, sino que formaban una sinfonía cuidadosamente diseñada para preservar la vida en su máxima expresión. Los habitantes de Aravela eran herederos de una antigua sabiduría biotecnológica que les permitía coexistir en armonía con los recursos del planeta. En su corazón, Aravela albergaba una energía misteriosa llamada el “Fuego Verde”, un núcleo de poder natural similar a la expresión física de un tipo desconocido de gas natural, este índice sostenía el equilibrio ecológico. Cualquier perturbación en este recurso podría desestabilizar el planeta entero. Por esta razón, la fuente de energía estaba bajo la custodia de una líder espiritual y política conocida como la Emperatriz Jadee, a quien se consideraba una encarnación de la conexión entre la humanidad y la naturaleza. Cada año, en el mes de mayo, se celebraba el ritual del Despertar. Era el punto culminante del ciclo de la vida, un tiempo en el que las plantas y los animales alcanzaban su punto más vibrante, y la flora florecía en un espectáculo de colores vivos y fragancias dulces. Era un tiempo sagrado, un recordatorio de la riqueza y el equilibrio de Aravela. La Emperatriz Jadee encabezaba las celebraciones, instando a los habitantes a renovar su devoción por la vida en todas sus formas. Ese año, sin embargo, algo era distinto. Emii, una joven botánica dedicada a proteger las especies más frágiles del planeta, comenzó a notar señales inusuales en la flora. Era una mujer de espíritu curioso y apasionado. Lo que encontró esta vez no era una maravilla para celebrar. Algunas plantas exudaban una savia de color oscuro, con una consistencia viscosa. Al principio pensó que era un caso aislado, pero a medida que avanzaba en sus estudios, observó que este fenómeno se extendía a otras especies en diferentes zonas del planeta. Era como si el equilibrio estuviera siendo sacudido desde sus raíces.

Preocupada, Emii se dirigió a La Emperatriz para informarle de sus hallazgos. La Emperatriz, una figura de porte majestuoso y sabiduría ancestral, la escuchó con atención. Su conexión con el planeta era tan profunda que, en ocasiones, decía escuchar sus susurros, como si Aravela tuviera voz propia. Al oír los informes de Emii, su expresión se tornó sombría. Según los rumores que le había confiado el planeta, algo extraño estaba ocurriendo en su núcleo, una perturbación que amenazaba con romper el equilibrio de la energía vital que sostenía la vida en el planeta. Mientras Emii y la Emperatriz trataban de desentrañar el misterio, un nuevo personaje llegaba a Aravela: Kael, un emisario de una alianza galáctica. Kael era un hombre pragmático y reservado, enviado por la coalición de mundos para estudiar la avanzada biotecnología de Aravela. Oficialmente, su misión era diplomática, pero sus verdaderas intenciones eran menos nobles. Kael había sido comisionado para investigar el Fuego Verde, pues la alianza buscaba fuentes de energía que pudieran alimentar sus ambiciosos proyectos de expansión. Según sus informes preliminares, el Fuego Verde podía ser una respuesta a sus necesidades, un recurso inagotable que, bien empleado, podría revolucionar el desarrollo de sus sistemas. Pero para obtenerlo, tendría que arrancarlo del mismo corazón del planeta, con consecuencias impredecibles. Kael pasó sus primeros días recorriendo los jardines creados con biotecnología y los centros de investigación. Aunque su entrenamiento lo hacía hábil en el manejo de información y en ganarse la confianza de sus anfitriones, Emii era particularmente escéptica con respecto a su presencia. La joven botánica había oído rumores de la verdadera misión de Kael y sospechaba que él no estaba en Aravela sólo para observar. La Emperatriz Jadee, siempre vigilante ante todo lo que le rodeaba, le advirtió a Emii que mantuviera la calma, pues un enfrentamiento directo con Kael podría desencadenar conflictos indeseados con la alianza galáctica. Pero ambas sabían que, tarde o temprano, tendrían que confrontar al emisario y descubrir qué buscaba realmente.

Mientras tanto, Kael continuaba su investigación, adentrándose cada vez más en los secretos de la biotecnología araveliana. Había encontrado registros de antiguos experimentos realizados con el Fuego Verde, que documentaban el tremendo poder de este recurso. Sin embargo, el acceso al núcleo donde se encontraba la fuente de energía estaba restringido, y la Emperatriz era la única con la autoridad de acceso a este recurso… Decidido a cumplir con su misión, Kael planeó obtener el acceso de manera furtiva, estudiando las rutinas de seguridad y los rituales que rodeaban el Despertar Verde. Estaba convencido de que, con un poco de ingenio, podría infiltrarse en el lugar y hacerse con una muestra de energía sin levantar sospechas. Emii, alertada por el comportamiento cada vez más reservado de Kael, decidió seguirlo en secreto durante sus incursiones. Una noche, mientras Kael se deslizaba hacia las profundidades de los bosques biotecnológicos, Emii lo siguió hasta un claro donde el emisario realizaba una serie de análisis en unas muestras de tierra. Casi sin ser detectada, Emii se acercó lo suficiente como para escuchar a Kael murmurar en una grabación de audio sobre la “importancia estratégica” del Fuego Verde. Esta confirmación encendió una alarma en su mente: Kael estaba allí para obtener algo más que conocimiento; buscaba un recurso que podría desatar un cataclismo. Decidida a detenerlo, Emii reunió sus hallazgos y fue a ver a la Emperatriz Jadee. Juntas, tramaron un plan para confrontar a Kael sin recurrir a la fuerza, sabiendo que la diplomacia y la sabiduría serían sus mejores armas. La Emperatriz utilizó su habilidad para comunicarse con la naturaleza, invocando un hechizo de los tiempos antiguos que transformó el bosque en un laberinto. Este efecto rodeó a Kael, atrapándolo en un anillo de árboles y plantas que parecía interminable. Desorientado y frustrado, Kael deambulaba hasta que se topó con Emii, quien lo esperaba en el centro del claro, serena, pero resuelta.

Kael intentó mantener la postura, explicando que sus acciones eran parte de una misión para “salvar millones de vidas” en otros mundos que necesitaban el Fuego Verde. Pero Emii, firme, le mostró lo que realmente estaba en juego. A través de un dispositivo holográfico que proyectaba una visión de lo que sería Aravela sin su energía vital, Kael vio un paisaje devastado, un mundo reducido a un páramo estéril, incapaz de sustentar vida alguna. Las palabras de Emii resonaron en la mente del joven diplomático: “¿Valen las vidas de otros planetas la muerte de este mundo?”.

Afectado por la visión y las palabras de Emii, Kael empezó a cuestionar los valores de su misión. Por primera vez desde que había llegado a Aravela, sintió el peso de sus acciones en su conciencia y comenzó a comprender la verdadera magnitud de lo que el Fuego Verde representaba para los habitantes de este planeta. Entonces, la Emperatriz Jadee apareció, imponente y serena, ofreciéndole una alternativa: en lugar de arrebatar el Fuego Verde, podrían compartir los conocimientos de la biotecnología de Aravela con la alianza, permitiéndoles desarrollarse sin comprometer la fuente de vida del planeta.

Kael, después de reflexionar, aceptó la oferta. La Emperatriz Jadee y Emii le enseñaron el secreto de la biotecnología que podía replicarse sin dañar el equilibrio del planeta. A través de esta alianza, Kael entendió que la verdadera sabiduría no residía en dominar la naturaleza, sino en aprender a convivir con ella y respetarla. Cuando regresó a su nave, llevaba consigo conocimientos que podrían transformar a su mundo en peligro, pero sin la destrucción que había planeado.

Pero esta historia feliz sólo era un bonito sueño. Jadee se levantó de su cama en un ambiente oscuro y frío. Posteriormente, se maquilló con un polvo blanco que cubría su cara para seguir siendo hermosa, y cubrió su cabello tomado con grandes adornos y una corona que daba la impresión de que su cabeza era más grande, su vestido estaba lleno de encajes que cubría con abrigos gruesos con orlas de oro. Una vez bien vestida y arreglada, se acercó al balcón donde los súbditos de su imperio la vitoreaban, pero su mirada no reflejaba gratitud, sino más bien, frialdad dura como el acero. La única que sentía pena por la Emperatriz era Emii, que en verdad era su sirvienta, la única que lloraba en su lugar; lloraba porque aquella emperatriz no dejaba pasar ninguna emoción. El sueño para Jadee pasó por su corazón sin pena ni gloria.

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Juana Salmerón y Villeda >> Del libro [Mal]viajes en el tiempo >> Rafael Alvazález

Francisco Araya Pizarro nació el 15 de Diciembre de 1977 en la ciudad de Santiago de Chile, hijo de Eduardo Araya y María Cristina Pizarro, es Diseñador Gráfico, Artista Digital, Asesor Gráfico para ONGs ligadas a las Naciones Unidas, Community Manager y Escritor de Ciencia Ficción. Publicó cuatro libros en Amazon.com (Las Crónicas de Marte, La Gata Relámpago, Codei Humanitas y Lid), tres relatos suyos han sido incluido en antologías (Hoy Despierto, Un Horizonte Oscuro y Un Guardián en las Profundidades), sin olvidar su participación con su cuento estilo cyberpunk “Fragmentos del Éter” para el programa de Radio U.Chile “La fábrica de cuentos”. Muchos de sus cuentos están en diversas revistas literarias de habla hispana, también se pueden encontrar sus relatos cortos en www.tumblr.com/franciscoarayapizarro

Actualmente reside en Santiago de Chile, desempeñando su labor profesional como diseñador gráfico y escribiendo relatos que mezclan fantasía y tecnología.

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