EL CUERPO DESINTEGRADO EN EL TODO

por Shantal Retana Campos

Y fue ahí, el momento en que mi cuerpo se expandió y desapareció. Donde se transformó, se desconfiguró y se fusionó con el todo.

Animales me rodean. Antes una señora estaba a mi lado, ahora una rana con sombrero y capa duerme a la orilla del lago, un búho toca un palo de lluvia y trae consigo la tormenta o la sequía, un águila nos cuida desde las alturas, dando vueltas por los cielos de madera guiándonos con su canto, y una bruja, una bruja imponente, casi bestial, resguarda nuestras almas.

El cuerpo es esencial para nuestro paso en este plano, es una herramienta perfecta que cumple con sus distintas y muy intrincadas funciones, es complicado, pesado y no sabemos cuidar de él. La mayor parte del tiempo nos pasamos envenenándolo o llevándolo al límite de la decadencia. Es una celda de finas y personalizadas hechuras, pero celda al fin. Es una carga y no sabemos cómo deslindarnos de ella, lo llevamos a cuestas a donde quiera que vayamos.

Editamos el cuerpo, le cortamos el cabello, lo pintamos, lo perforamos, configuramos su fisonomía a nuestro antojo, por la inconformidad que reina sobre cada mente encerrada en el cráneo. Les damos una jerarquía para avanzar y desplazarse por la sociedad de intensos grises. Como si no fuera suficiente, lo encerramos en una estructura mayor, lo obligamos a ejercer tareas determinadas como un autómata.

Seguimos adelante un pie tras otro, un pensamiento a la vez, sin liberar la verdadera capacidad que tiene nuestra mente; nos encerramos en pantallas luminosas, en cajas de cemento y cristal. Creemos saber cómo vivir, pero no sabemos ni cómo respirar. Enfermamos al cuerpo, lo discriminamos, lo lastimamos, lo degradamos a nuestra conveniencia, pasamos sobre él y ni gracias damos.

Pero, ¿en verdad es tan malo? o ¿sólo es un juguete que nos regalaron el día de nuestro nacimiento, pero se les olvidó darnos el instructivo?

La capacidad del cuerpo siempre se ha visto cuarteada por las funciones que nos dicen  debe de tener, limitamos nuestras funciones a esas instrucciones vagamente dadas y nos enfrentamos al mundo, a un entorno oprimido desde el propio cuerpo.

Nos enseñaron a pensar menos que ellos, nos programaron el habla y nos educaron para reducir nuestra habilidad. Nos hicieron creer que vivir de esta forma era lo mejor y lo único que había. Sabemos cuáles son los límites y las funciones de nuestro cuerpo, sabemos que éste puede enfermarse permanentemente, que éste se acaba, es mortal, sabemos que debemos medicarnos con venenos, y comer aditivos, engrasar los engranajes con agua que llama al óxido. Para mantener la salud comemos lo que el doctor nos dice que está bien, aunque fallen los órganos, aunque los derritamos desde dentro, aunque los embotemos de químicos.

Dolor punzante. Dolor que se clava en la cabeza por la inflamación de las cuencas oculares, presente en el estómago que se hunde y penetra desde el esófago, dolor hormigueante que circula por las vías sanguíneas y se riega, se expande como veneno en el océano. Y carcome, desespera, arde.

La educación y la investigación se ven como una gran limitante y la imaginación como el descubrimiento real, la ventana de la libertad, llena de color.

Inalcanzable.

Que fluye como la sangre por nuestro cuerpo, sin venas, sin un camino fijo que seguir, todo se apaga, todo deja de tener sentido sólido, sólo el fluir constante del líquido carmesí que empapa la piel a la medida,  que colorea el encierro gris buscando la verdad.

Arrancar la piel, perforar el pecho y sacar el corazón. Vomitar la faringe, la tráquea y el esófago, desechar el hígado, y terminar hasta sacar el estómago. Tirar del ombligo para sacar el intestino; jalar, buscar el páncreas, y en el camino sacar los riñones. Estornudar para terminar con los pulmones y la médula espinal. Dejar que el cerebro se hinche, quiebre el cráneo y ver hasta dónde llega.

En los últimos años se ha buscado la expansión de la mente, una vida lejos de los aditivos y la educación común, al igual que el fluir de la sangre, re-descubrimos el conocimiento holístico que embriagó las cajas luminosas llenándolas de fiebre. Llegó con esquemas propios, con ideas nuevas que fluyen como el agua en un río, nos trata de enseñar la expansión a las funciones del cuerpo, nos muestra centros energéticos que no están en las monografías del cuerpo humano que nos dejaban de tarea.

Este conocimiento viene acompañado de práctica, la teoría se queda revuelta en los recuerdos de la fiebre. El flujo de ideas se altera y revoluciona, la mente se expande y deja de obedecer. El cuerpo entra en shock, los órganos se paralizan. Llega como un remolino que empuja y separa el alma, sacudiendo los cimientos podridos de la modernidad. Trayendo consigo una brisa fresca de certeza y un aplastante sentimiento de incertidumbre. Las paredes de la realidad falsa se comienzan a desmoronar y tu verdad se ve obligada a resignificarse, a moverse por instinto y a buscar nuevos cimientos.

Lianas crecen, se enredan y estrangulan el ideal inseminado de forma arti-natura (1), lo estruja y lo destruye, pero este echa brotes rápidamente. La chacruna empieza a hacer efecto y las lianas se ensanchan, formando un capullo a tu alrededor; una oruga eres, un pequeño gusano moteado que busca renacer. Tu cuerpo sufre alteraciones, cambias, ya no tienes un par de manos, tienes dos pares, tu piel ya no te queda y decide expandirse. Te conviertes en un ser gigante de piel morada que reposa en el todo-vacío.

El mundo cobra color, infinidad de colores nítidos y casi saturados, de pronto el no saber nada no pesa tanto. El cambio te persigue y lo adoptas con tranquilidad, miras tu mano y no es tuya, pero es la propia. Tu cuerpo maltratado se arrastra y pide ayuda, el águila llega, te baña en humo, el búho voltea el palo de lluvia y el mentol como rocío de cada mañana cae sobre tu piel a la medida, la bruja llama a tu alma y se aturde por el encierro en el cuerpo.

Se regenera el cuerpo, se curan las heridas que le infringiste, el maltrato desaparece. Los moratones que te persiguen han sido drenados, tus manos brillan, tu mente ya no está dentro del cráneo y los órganos se ensancharon, trayendo la magia a las venas. El tiempo deja de tener sentido, te deslindas de toda prisión de actividades monótonas. De pronto el límite ya no es el cielo. Las instrucciones cambiaron, desaparecieron, el cuerpo se reprogramó, ahora éste es inmortal, las enfermedades son curables y no hay nada establecido, comienzas de nuevo.

Un palimpsesto surge, y la tinta moderna-podrida quiere emerger. La mente parpadea, se vuelve a encerrar, el cuerpo se enferma y tropiezas. ¿El ciclo se repite? Tal vez, pero la libertad está más cerca de lo que crees. La sangre sale de las venas llenando de magia el instructivo, un instructivo en blanco, inmortal. Tú escribirás las reglas de tu andar.

Hicieron un trabajo magnífico al enseñarnos a pensar menos que ellos, al programar el habla y al educarnos para reducir nuestra habilidad, esto sale de repente y el cuerpo sufre un ataque de epilepsia, el cerebro se divide y los órganos pelean por un papel más importante. Una vez que el alma experimenta la libertad, ésta se vuelve una necesidad y por ende una guerra perpetua con el entorno grisáceo atado a ciertas funciones de autómata.

Ya no te importa encajar, el aspecto se deja de lado y tu corporalidad es perfecta tal cual está, lo material pasa a un segundo plano, las jerarquías desaparecen, todos son iguales, todos son uno, tú eres todos y todos eres tú. La lógica común se ve carente de ella misma y tu cuerpo deja de ser cuerpo, lo estacionas y te separas, viajas sin peso, viajas sin el cuerpo.

Los colores vuelven y se tiene la necesidad imperiosa de compartir la experiencia, de gritarla a los cuatro vientos, de compartir el instructivo en blanco, pero eres diferente y lo diferente es malo en la educación común, lo diferente debe desaparecer. Eres una amenaza para el sistema. Tu mente diferente es discriminada por rebelde, por desobediente, estás loco, eres un hechicero de las artes oscuras, eres parte de una secta.

Entristeces y el gris regresa, miras atrás y estás solo, nadie te acompaña, caminas aislado, construyendo tu camino, es duro, es difícil, pero quieres conservar tu libertad y continúas labrando tu camino, escribiendo tus reglas. Al mirar al frente ves a otros extracorpóreos, iguales y al mismo tiempo tan distintos a ti que de pronto deja de importar todo lo anterior.

Ya no tiene ningún sentido seguir esperando algo de los de atrás, entendemos que cada corpóreo debe seguir su propio camino. Nadie quiere sacar sus órganos al sol, nadie quiere la responsabilidad de escribir un instructivo para su vida, prefieren el instructivo ambiguo de los otros para echar la culpa de su sufrimiento a otros.

La infelicidad es una droga adictiva, y la magia es una duda diaria, por ello los extracorpóreos del frente dedican la luz de sus manos a recordarnos cómo respirar, cómo vivir nuestra libertad y nos comparten cómo siguen escribiendo sus instructivos.

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Nota:

1.Arti-natura, es la combinación de las palabras artificial y natural.

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Referencias:

Derrickson, S. (Director). (2016). Doctor Strange [Película]. Marvel Studios.

Fericgla, J. M. (1997). Al trasluz de la ayahuasca: antropología cognitiva, oniromancia y consciencias alternativas.

Flores, E. (2015). ETNOBARROCO: Rituales de alucinación (1ª ed.). Universidad Nacional Autónoma de México.

Deleuze, G., Guattari, F. (S.D). ¿Cómo hacerse un cuerpo sin órganos?

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IMAGEN

Mis cabellos se conectan con las raíces de la tierra. / Mis manos me muestran el camino >> Carmina Hernández >> Fotografía en Corpus Nueva Piel, de Yelenia Cuervo.

Shantal Retana Campos es originaria de la Ciudad de México y se encuentra cursando la etapa final de la licenciatura en Escritura creativa y Literatura en el Claustro de Sor Juana. Sus mayores influencias literarias son Holly Black, Scott Reintgen y Ramón Valdés Elizondo. Como escritora, se especializa en la literatura híbrida, entrelazando la fantasía y la espiritualidad, explorando temas desde diversas perspectivas para enriquecer sus narraciones. Ha incursionado en la actuación y trabaja como cuentacuentos. Su sueño es fomentar la creatividad, inspirar a otros a través de sus letras y despertar el corazón de las personas. Quiere transportar a las personas a otros mundos, que vivan más de una vida a la vez y al mismo tiempo que recuerden que todo es posible y que la felicidad está al alcance de una página.

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