Cada rostro tan tenue,
como el tiempo,
intenta contarme una historia.
Pretende arrancarla desde las entrañas;
aliviando sus noches,
de por sí, ya más oscuras.
Claro, me resisto a escucharla,
me duele escucharla.
Sus voces decrépitas
me llevarían al pasado
que mucho costó olvidar
que tanto dolió sanar.
A pesar de mi obvio rechazo,
esos rostros insisten.
Se apoderan del viento,
seducen el tiempo,
destruyen el silencio
para estrellarse contra mis pupilas y,
sí,
se filtran entre los poros de mi piel
clavándose en mi pensamiento
para que, como vicio,
como sinfín de retóricas,
tal cual vorágine,
recurran a la hipocresía
de tantos y vacíos argumentos.
Sin embargo, resisto
junto con las sin rostro
y los proscritos
cuyo horizonte no es más que,
nuestro otro mundo posible.
IMAGEN AL EXTERIOR
Les maries >> Amadeo Modigliani., Italia, 1884-1920.
Víctor Hugo Pedraza llegó al mundo en la coda del noveno mes, del año 77, del siglo XX. El mismo día, en el que, muchísimos años atrás, fue fundada la Universidad Nacional Autónoma de México, de donde egresó en la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Después, activista social, editor y siempre poeta. Sus vivencias le alcanzaron para escribir el libro Poesía publicado en 2014 por Baba Editorial. Colaborador en diversos medios y publicaciones electrónicas e impresas. Impresas, también, sus fotografías, cuyo gusto ha cultivado desde que una cámara llegó a sus ojos. A sus oídos la radionovela y, sí, ha participado en la producción de alguna de ellas. Ecléctico de por sí, y por tanto, oscilante entre la Ciudad Monstruo y el Bajío mexicano.
Por el momento es todo, seguramente, después, con el tiempo y los pasos, podrá contarse algo más.
… signar, signamos… nombrar el mundo es indagar sobre nosotros mismos; revelar la densidad de las cosas a través de la palabra es conocer el lugar y la dimensión que abarcamos en el espacio, ése que llamamos realidad y que constituye el frágil instante del presente donde desplegamos nuestra existencia… poema a poema la pretensión es inmovilizar la experiencia, dotarla de inmutabilidad para que los paisajes o las personas, el tiempo, las ciudades y sus calles no muden sus formas; pero también, por su parte, en cada verso lo que se expresa es un devenir constante… (Fragmento del prólogo, de Juan Galván Paulin).
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