El satélite natural me provoca,
su erótica forma redonda y perfecta.
¡Parece un ombligo!
La quimera de la luna lo sabe y por eso vive ahí,
en una cuna menguante, lago lleno.
Soy una mujer de ombligos,
los colecciono y voy guardándolos según su forma:
en pequeñas botellas verdes, los hundidos, profundos como pozos;
en cajitas de cerillos, los de figura almendrada;
aquellos que parecen pivotes los pongo en latas triangulares.
Todos me gustan, incluso los que parecen letras del alfabeto,
me recuerdan vagamente a los nombres de sus dueños.
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IMAGEN AL EXTERIOR
Luna con gato y mujer >> Óleo >> Vicente Borrella
Fuego Abenuz, Lucina Vázquez Miranda, vagó por la vida garabateando por todos lados, después de acumular tres carreras universitarias y otros tantos postgrados, sus primeras publicaciones fueron en el ámbito del patrimonio cultural funerario. Un día conoció más a fondo la literatura y se encontró a sí misma reescribiéndose bajo la forma de minificciones, algunos poemas y narrativa corta.Juntó varias líneas sueltas y publicó Letras en desorden,después le siguió Pingüis X: un cuento y fabulas infantilesdonde hace pininos en la literatura infantil a instancias de su hijo. Ha sido antologada en publicaciones de la secretaria de cultura de la ciudad de México.
De espíritu libre, signo Leo con una pizca de Rivotril, sigue siendo entusiasta de los cursos de literatura, pues espera algún día por fin aprender a escribir.