PROPAGANDO LETRAS EN PANDEMIA
La máquina H.T.M.L. dejó de responder. El apagón consumió las esperanzas de los presentes al momento de intentar realizar la descarga de la conciencia de los miembros del grupo, imposibilitando así, la apertura de una red, la creación de un ser parecido a Lilian o al menos, una luz al final del camino oscuro y del horror que el señor G. había comenzado.
Adela descendió a la locura y tristeza tras muchos intentos de llevar el trabajo de su padre a su máximo esplendor, al tratar de salvar a la humanidad de los peligros constantes.
―Tal vez ya nadie quiere ser salvado, no lo había pensado, doctora, ―decía Tyler el productor de la banda, que ahora deambulaba sin perder la mirada de los cuatro miembros del grupo, recostados ya sin vida y sin la posibilidad de volver. En cierto modo, también quería de vuelta parte de su vida, pero lo que estaba ocurriendo sobrepasaba todo límite de vida y conciencia.
―Llegarán pronto. Hemos terminado aquí. Llevemos a los chicos a un lugar de descanso y demos la noticia. A nadie le importará que los miembros de una famosa banda han muerto cuando la plaga de aquel maldito ser se extienda.
Entendía sobre manera, que su padre estaría orgulloso de a dónde había llevado sus experimentos, pero estaría molesto debido a que no tuvo el cuidado para un apagón masivo en medio de ellos. Comprendía también que tuvo la oportunidad de someter a aquel hombre y destruir sus planes; pero la desidia y el arduo trabajo sobre el H.T.M.L. nublaron su juicio, al grado de hallarse en esta terrible situación.
Salió a su oficina en busca del control remoto de la televisión. Junto a Tyler, escucharon las noticias de varios canales y brevemente se trataba la nota de una “posible” enfermedad nueva.
―No tienen idea de a lo que se va a enfrentar el mundo. Y este hombre ha comprado hasta al último político, científico y empresario de la Tierra para protegerlos y así crear una cura posible para unos cuantos. Ha ganado, señor Tyler, ha ganado. Nuestras fronteras pronto no serán nada. Afrontemos esta situación, hemos perdido.
Tyler bajó la cabeza. Volvió a la habitación donde yacían los jóvenes que de alguna forma les habían dado una mínima posibilidad de combatir la plaga del señor G., pero ahora no había nada más que esperar. Adela también volvió a donde estaba el H.T.M.L., observó sus experimentos y a las jóvenes promesas que podían traerle esperanza al mundo.
―¿Habrán llegado a otro universo u otra frecuencia donde hallarían a alguien que podría ayudarnos? —preguntó Adela a Tyler, acariciando las manos del baterista B. Leal.
―Él hacía posible eso. Recuerdo que cuando componían juntos, no necesitaban de drogas o experimentar con sustancias. Leal pedía exclusivamente viajar a sitios en la tierra muy extraños, para comunicarse con los fantasmas del pasado. Una vez grabaron en el Valle de la Muerte, llevaron sólo instrumentos acústicos y, al volver, hicieron uno de los mejores discos de Death metal que cambiaron el universo de esa música. Y la gente lo sabía. Aunque ya sabe, muchos han tachado a la banda de espiritistas, ocultistas y satanistas. Creo que, sin necesidad de la máquina, ellos habrían hallado a alguien o encontraron alguien que podía escuchar.
―Y también G encontró a alguien que lo escuchó. Y este ente se extenderá a todo nuestro mundo sin detenerse. El poder de G. radica en el dinero. Un ente no necesita dinero, necesita expandirse y dominar, para eso los antiguos han buscado retomar éste, nuestro mundo.
―¿Y no cree que algún conjuro los retenga nuevamente?
―Señor Tyler, por eso el hombre ha creado nuevas tecnologías. Mi padre inventó el H.T.M.L. no sólo para poder darle al hombre una herramienta de comunicación, sino para hacerle ver toda clase de peligros. Lo inventó para que personas con cualidades continuaran de alguna forma en un segundo plano virtual e, incluso, fuera posible imprimir seres que pudieran ayudar a combatir las fuerzas oscuras de los mismos hombres que lo único que buscan es el poder. Y mi padre, si estuviese aquí, detendría toda posibilidad de G. Pero ahora sólo estamos aquí, en esta soledad, sabiendo que los planes de ese hombre van a concretarse. Ayúdeme a llevar a los chicos a un lugar de descanso, señor Tyler, aquí ya no podemos hacer más.
En cierta forma, Adela miró a su padre en la enorme máquina esplendorosa que ella misma había continuado y, poco a poco, trasformando en la red esencial de un servicio. Recordó a Lilian Gloves, eyectada de la imaginación y plasmada en un cuerpo, que posteriormente, bajo los planes de G., el mismo destruiría. Recordó al amor de su vida, ahora atrapada en un mundo virtual inexistente sin la máquina que la mantuviese en aquel mundo. Y ahora miraba a cuatro esperanzadores jóvenes, muertos y sin vida…
Subieron uno a uno los cuerpos de los miembros de la banda a una camioneta. Adela estaba inconsolable. Tyler no podía imaginar el rumbo que tomaría su vida como productor después de esto, si es que habría vida después de estos sucesos.
Ambos subieron a la camioneta y emprendieron el viaje al hospital más cercano.
―Habrá que pensar en un motivo para…
―Sobredosis. Sobredosis, nunca falla. ¿Sabía usted, Adela, que una gran parte de los músicos que anuncian su muerte es más que nada por el retiro de la vida pública?
―Eso significaría que…
―Nosotros también tenemos nuestros secretos y ellos los tienen aún más. Si, ese famosos club de los 27 es más un club de retiro de músicos. Claro, no todos, pero en su gran mayoría, creamos un teatro para que la gente crea que han muerto y los convierten en mártires musicales e ídolos generacionales; aunque muchas veces nos solicitan o buscamos una manera de hacerlos desaparecer de la faz de la tierra y terminan sus vidas como adultos en otra parte del mundo, alejados de todo. Ya obtuvieron placeres del mundo, ahora sólo buscan paz.
Una sombra apareció frente a la camioneta, haciendo que la frenética conversación de Tyler se detuviese y frenaran estrepitosamente.
―¿Qué fue eso, señor Tyler? ¡Dígame que usted también lo vio!
―No descendamos del vehículo, Adela, pueden ser ellos, tal vez ya nos encontraron.
Adela, aterrada ante esa idea, llevó sus pensamientos al máximo, esperando que esa situación no se diera. Sin embargo, pasaron los minutos y tal vez, como un depredador en la oscura noche, aquella sombra esperaba su salida. Tyler decidió entonces que si había alguien a quien G. atrapara, sería él y no Adela.
―Tome las llaves, voy a bajar del auto y verificar que todo esté bien. Si no vuelvo en unos minutos, arranque y vaya directo al hospital. No pierda más tiempo.
Descendió a la oscuridad de la noche. Aterrada, Adela cambió de lugar al de conductor y puso las llaves para arrancar prontamente el motor en caso de que Tyler no volviera. Imaginaba este mundo, de forma constante, día tras día, bajo la orden del hambre de poder de G.
Un sonido en la ventana. Adela se sobresaltó hasta que Tyler le pidió que bajara del vehículo.
―Creo que la historia que venía contándole es muy cierta. Ahora no tenemos que ir a ningún lado. Volvamos al laboratorio.
―Señor Tyler, ¿de qué está hablando?
Tomó a la doctora Adela de la mano y ambos pudieron observar que ninguno de los cuerpos que llevaban en la camioneta seguía ahí. La noche resguardaba secretos oscuros que se develarían tal vez, en los instantes próximos.
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Revelación o El relojero >> Remedios Varo (16 de diciembre de 1908, Anglés, España – 8 de octubre de 1963, Ciudad de México).
Jezreel Fuentes Franco (Lord Crawen) nació el 29 de Junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional; desafortunadamente, su pasión por la literatura y la música lo lleva a formar parte del taller de creación literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán y del taller de creación literaria impartido por el profesor Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 fue finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en 4 obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de “Literatura del horror” en el auditorio del centro cultural Jaime Torres Bodet. Publicó algunos trabajos para el portal electrónico “El nahual errante”. Actualmente, se desempeña como ingeniero de procesos de T.I.