Por Yessika Rengifo
Bogotá, 15 de diciembre, 2016
Nacho:
En estos últimos días he reafirmado que nada ocurre en nuestra vida por casualidad. Pienso que nos conocemos de todo el camino y, de hecho, eres de los pocos hombres que han andado en mi camino con los que me proyecto en un futuro; tanto, que pienso que podríamos tener muchos hijos y comprar esa casita en Buenos Aires de la que me hablaste, ¿te acuerdas?
Me angustia pensar que no regreses. Ya van dos meses y tu orgullo sigue ganando. No puedo olvidarte, aunque lo he intentando. Cada vez que lo hago, me acerco más a ti. Nuestras conversaciones, los sucesos que hemos vivido se han tatuado en mi corazón, son indelebles. Hoy el sol se ha posado en mi casa y siento que eres tú. Quizá viniste a cuidarme, vaya: ¡qué idiotez digo! Pero, es que en todos lados te veo. No ha sido fácil iniciar el año sin ti. Pensarás que estoy pasándola de lo lindo, pero no es así, te extraño y quiero que estés aquí. Por favor, vuelve. No quiero seguir escribiendo, quiero hablarte y decirte todo lo que me pasa. Luego, pienso que todas estas cartas quedaran en el vacío, tú nunca las leerás, no vas a volver y mis ojos seguirán como el invierno.
No obstante, ten presente que te amé y te amaré.
Tu Esme.
…
IMAGEN
Crisálida >> Óleo >> Antonio de Ignacio Vicent
…
OTRAS EPÍSTOLAS
Carta a mis memorias >> Víctor Hugo Pedraza
Carta de despedida de un perro >> Armando Escandón
De las imposibles cartas encontradas en las páginas de un libro >> Iván Dompablo
.