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Por Iván Dompablo
Nada.
Silencio.
Espuma blanca
inamovible del mar
atrapada en el papel,
acuarela expuesta
en una sala vacía,
libro bronceado por el sol,
memoria congelada,
ojos que abiertos no te miran.
Nada.
Silencio…
Nada.
Silencio…
Imposible obsesión
fracturada por el grito de un ave
que desgarra el lienzo.
Crujir de hojas secas,
en tanto los polos del pasado y del futuro
se derriten y la memoria y la esperanza se confunden
en oleadas de sal, de liquen, de salivas…
Nada.
Silencio.
Calma inaccesible,
alguien dentro de mí,
no para de gritar tu nombre.
1 comentario
¡Gran poema!