ETERNAMENTE TUYA SERÁ LA NAVIDAD- PARTE IV

por Lord Crawen

“… Y si tu historia en verdad, en verdad, en verdad, es real, ¿puedes mantenerla unida?”

Major System Error – The Marmozets.

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Las inequívocas marcas en el rostro. El blancuzco tono grisáceo entre los cabellos oscuros. El cambio de voz. Un remarcado dolor en el pecho. Las articulaciones que piden a gritos que no me levante más. La vejez ha llegado.

Hoy, he decidido romper el ciclo constante que me llevó a revivir, por más de 30 años el 25 de diciembre de 1987. En esta cúpula del tiempo, los actores que día a día revivían el mismo día, sin cambios en su guion, sin percatarse de que yo era un adulto que había cambiado de sexo y ahora soy un anciano al cual le queda poco tiempo.

Me gustaría saber que hará esta cúpula atemporal cuando no exista. ¿Ellos me seguirán buscando, aunque mi cuerpo entre en estado de putrefacción? ¿Se detendrá todo esto? He llegado a pensar que morí en algún punto en el que volví a esta casa y éste es mi infierno, el día que tanto deseé de niño repetirse una y otra vez.

Durante todo este tiempo, realicé varios cambios para tratar de salir de la rutina, pero era imposible. La misma cúpula del tiempo me mantiene atrapado en casa. Una vez quise escapar por la puerta y sólo encontré un interminable ciclo que me devolvía a la misma entrada. Por días, traté de conducir el auto del abuelo hasta estrellarme contra alguna de las casas aledañas, pero la burbuja misma del tiempo me devolvía hasta el mismo lugar.

El agujero en la casa, aquél que dejó la esfera, continúa ahí. Tal vez la esfera nunca llegó al centro de la tierra o tal vez sí, ése era su propósito, detonarse en el espacio tiempo y encerrarme aquí. Las instrucciones nunca fueron claras, los experimentos de papá, como cualquier otro, eran a prueba y error. Así que no puedo describir con certeza, una respuesta de lo que he vivido en los últimos años.

Pero, no soy el único objeto en esta burbuja que está muriendo.

Sí, el herrumbroso árbol está por desvanecerse. Su estructura, agotada y marrón, no termina también por darle el descanso para ser considerado objeto no grato en casa, terminar en la basura y entre los trituradores. Siento que hasta él sufre de estos inconvenientes del tiempo.

No importan todas las teorías e intentos, los cuales no convendré en anotar en esta última nota; podría abrumarlos con todos los supuestos cálculos y teorías realizados. No voy a salir de aquí jamás.

Conforme la edad avanza, siento a la muerte tocar con sus dedos fríos e inertes cada una de mis vértebras, sacudiendo ligeramente mis costillas, estirando mis músculos, creando una sinfonía aterradora que sólo ella escucha y, a mí, me duele. Los pensamientos en este inevitable final son de ver a mi familia, justo como nunca pude hacerlo en todas las Navidades siguientes y en mi vida real.

Aquella tarde, cuando los militares dieron con el paradero de mi padre, todo cambió. Mamá me resguardó de todas las formas posibles. Nunca tuve una vida normal, ni siquiera acomodada, con buenos recuerdos; sólo escapando de habitación en habitación, a través de muchas ciudades; siempre vestido con ropa de niña.

De papá nunca supimos nada. Las noticias jamás avisarían sobre su deceso, todo estaba orquestado, como si el mundo lo hubiese devorado. Cuando mamá enfermó, las instrucciones fueron claras: había dinero suficiente para continuar por mi cuenta, seguir oculto de cualquier forma, pasar desapercibido e intentar construir un futuro a mis cuarenta años. La abandoné en una habitación de hospital, nunca supe del día de su muerte o si se recuperó.

Como padres, jamás sabemos del daño que le hacemos a nuestros hijos al tomar ciertas decisiones. Crecí con complejos, oculto siempre y, al final de mis días, decidí volver al único lugar que fue mi hogar. Este sitio, considero, es mi tumba, diseñada desde hace mucho tiempo para que el destino fuese sellado aquella fatídica tarde. Pero las muertes construidas nos ilusionan a algunos con un cambio en nuestras vidas, cosa que jamás va a suceder. Al final, todos vamos a morir, pero los modos y ciertos medios son lo que la hace diferente.

He revivido tantas Navidades atemporales con una familia que no es la mía, con sucesos jamás ocurridos, probablemente grabados en la esfera de mi padre y que detoné en aquella tarde de 2026.

He tomado la decisión esta noche de acabar con toda esta farsa reconstruida.

Las llaves del gas están abiertas. El día está por comenzar otra vez. Los actores entrarán pronto por esa puerta. Me coloco a un lado del herrumbroso árbol. Moriremos juntos, yo mucho más rápido que él, pero a ambos nos alcanzará el mismo destino miserable.

Y ahí están, sin demora, entrando todos los actores atemporales gritando feliz Navidad. Papá entra al final. En efecto, todo esto es una excelente tramoya, nadie se ha percatado del aroma a gas. O es muy probable que ni siquiera esto funcione.

Los últimos en llegar son los abuelos en el auto.

Los observo por última vez a todos. Los abrazo, les deseo feliz Navidad y prospero año 2000… 1987… qué importa, ni siquiera se enteran de que soy un viejo ser humano que pronto va a calcinarlos. El olor a gas se propaga, puedo sentirlo en los pulmones, danzando junto con los dedos frívolos de la muerte. Le quito a mi mamá la caja de cerillos y entonces la chispa salta…

*

Los bomberos recibien una alerta de una casa en la colina. Deciden enviar al grupo de drones para reconocimiento. El camión remoto sale al punto una vez que se confirma la alerta de incendio. Es la única casa al fondo de las colinas, la única que sigue ahí después de las nevadas en esta parte. Saben que no representa un peligro, pero hay que mantener el orden.

Los servicios de recolección, remoción de escombros y la policía remota, encuentran el cadáver calcinado de un hombre en edad avanzada, abrazado a metales que se fundieron a su cuerpo. Hallaron también, una extraña esfera de metal; objeto que fue reconocido por los sistemas de inteligencia remota, dando aviso a las autoridades correspondientes.

Se esparció la noticia muy rápido. Científicos aparecieron en persona en conjunto a un grupo de militares, quienes por años habían buscado el objeto. Con maquinaria, trabajaron en toda la zona, intentando buscar algo más. Encontraron un dispositivo móvil, dañado por las llamas y la explosión, pero internamente, la memoria podía ser analizada.

Los drones reprodujeron un video, un tanto corrupto, de una familia que se reunía para Navidad. Y ahí estaba el hombre. La comunicación no tardó en entablarse a través de un canal encriptado hasta las instalaciones de avanzada. Las altas nevadas, debido al calentamiento global y el posterior enfriamiento terrestre, hacían que nadie más viviera por esta zona, la cual había sido desahuciada diez años atrás. Sólo drones, robots y sistemas de patrullaje remoto venían a la zona; mas, nunca imaginaron que la única casa que quedó en pie sería la que resguardara aquel objeto.

Señor, confirmamos el objeto, confirmamos su funcionamiento. Encontramos un hombre, desconocemos su identidad, posiblemente alguien que experimentó con el viaje en el tiempo, ya no podemos interrogarlo, pero tenemos evidencias; porque…

¿Porque él aparecía ahí, verdad?

Si, señor. Confirmamos la presencia del científico.

No se preocupe, capitán. Entregue el objeto a los drones para que sean enviados de forma segura. Nosotros nos encargamos del resto, despertaremos al científico, lleva más de cuarenta años dormido, ya es momento de que hable, aunque sea sólo una parte de él la que necesitamos.

Envío confirmado, capitán. Se envía bitácora al sistema del 25 de diciembre de 2087.

El dron resguardó el objeto y trazó la ruta. El personal humano se retiró ante el intenso frío. Los androides cavaron una tumba donde colocaron el cuerpo calcinado de aquel hombre, junto con el metal que abrazó al final de sus días. Terminaron de derrumbar la casa. La nevada estaba a punto de llegar y era peligrosa aun para sus circuitos. El objeto sería llevado a los servicios subterráneos de avanzada, donde habría respuesta de viajes en el tiempo para, posiblemente, corregir los errores de la humanidad.

O tal vez, se repetirían una y otra vez.

***

Las otras partes del relato

Eternamente tuya será la Navidad-Parte I          Eternamente tuya será la Navidad-Parte II 

Eternamente tuya será la Navidad-Parte III          Eternamente tuya será la Navidad-Parte IV

Imagen

Autorretrato >> Óleo sobre madera, 1999 >> Alias Torlonio

Lord Crawen, Jezreel Fuentes Franco nació el 29 de junio de 1986 en la Ciudad de México. Estudió Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el IPN; luego, su pasión por la Literatura lo llevó a formar parte del Taller de Creación Literaria impartido por el profesor Julián Castruita Morán, y del impartido por el profesor Alejandro Arzate Galván. Participante de Concursos Interpolitécnicos de Lectura en Voz Alta, Declamación, Cuento y Poesía. En 2014 fue finalista del Concurso Interpolitécnico de Declamación. Participó en cuatro obras de teatro de improvisación, las cuales fueron presentadas en los auditorios de la Escuela Superior de Ingeniería Textil y en el Cecyt 15. Ha realizado ponencias en eventos de Literatura del horror, en el auditorio del Centro Cultural Jaime Torres Bodet. Publicó algunos trabajos para el portal electrónico “El nahual errante” y actualmente, se desempeña como ingeniero de procesos de T.I.

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