SALOMÉ 2117, ENTREVISTA A SERGIO AGUILERA Y EMILIA RENEÉ

por Nidya Areli Díaz

Por Nidya Areli Díaz

Salomé 2117 es una obra en teatrino para títeres de mesa, adaptación del libreto de Oscar Wilde, Salomé; bajo la dirección de SERGIO AGUILERA (dirección de escena, dirección artística, dramaturgia, diseño y construcción de títeres y escenografía, diseño sonoro, iluminación, coordinación de montaje y producción) y con la colaboración de ÚRSULA SÁNCHEZ MEJÍA (actriz titiritera y asistente de construcción de títeres secundarios), DENISSE LEÓN (actriz titiritera), ARIANNA ESCÁRZAGA (asesoría de dirección, peinados de títeres secundarios), BRENDA CASTRO RODEA (diseño y realización de maquillaje para títeres, diseño y realización de peinados de títeres principales), FRANCISCO CANO (asesor, asistente y realizador de teatrino, escenografía e iluminación) y EMILIA RENEÉ (asistente de dirección y producción, modelado de cabezas, coordinadora y realizadora de títeres, vestuario de títeres y escenografía), producida gracias a la beca del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) para Creadores con trayectoria 2017 y que espera ser representada en diversos espacios públicos y privados durante 2018. Emilia Reneé y Sergio Aguilera nos compartieron su experiencia creativa y de producción durante el pasado diciembre.

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NIDYA: ¿Por qué se tardaron seis meses?

EMILIA: Porque lo requiere. De entrada esto es con una beca del FONCA para Sergio Aguilera que es un maestro con trayectoria con más de veinte años haciendo títeres. Entonces, para la beca él propone tres montajes en tres años, porque le dan la beca por tres años. Este año, Salomé, el próximo, Asamblea de las mujeres, y el siguiente era Madre coraje, pero puede tener un cambio.

NIDYA: ¿Siempre se trata de títeres?

EMILIA: Sí, la beca es para profesionalizarse en el arte del títere… Bueno, para hacer algo que no se haría. Era lo que decíamos, algo que no se pueda hacer sin beca del FONCA, porque la beca te permite dedicarte sólo a esto.

En realidad la primera reunión que tuvimos fue desde enero, para buscar todos los textos de Salomé que pudiéramos leer. Y de enero a junio se realizó puro trabajo de dramaturgia. La complicación de Salomé es adaptar una escena de seis personajes para que la hagan dos titiriteras, porque desde la concepción tuvo que tomarse en cuenta no sólo la dramaturgia sino todo el espectáculo. El director determinó que sólo dos actrices debían hacer toda la obra y que era necesario adaptar todo el texto para que funcionara con todas sus implicaciones.  A finales de junio tuvimos nuestras primeras reuniones y en julio empezamos a dibujar, dibujar y dibujar…, hacer diseños de rostros. Teníamos a Woody Allen, a Robert Deniro y a varios más, modificamos sus rostros y los hicimos caricaturescos…, pero a partir de personajes reales. Luego hubo que modelar las cabezas. Se modelan en plastilina, se hace el molde en resina, se sacan en espuma de polietileno y luego se les da un acabado de pasta. Ya que estaban con la base blanca fue que vino Brenda Castro a hacer el maquillaje…, después las pelucas. Luego, un trabajo que llevó meses, como cuatro meses, fue lograr que el títere se moviera como se mueve; es decir, que Salomé pueda bailar, pueda ser elástica. Entonces, lo que necesitan los títeres es un esqueleto, un cuerpo con interior que permita moverse. Además tenía que ser hermosa. Algo que nos pasaba con la espuma es que no le encontrábamos cómo y el rostro de Salomé no tenía la belleza que necesitábamos, tuvimos que buscar y buscar hasta que por fin lo logramos.

Otra cuestión es que hay dos estructuras, la estructura de todos los personajes masculinos es una, y Juan, Herodías y Salomé tienen otra. Ese trabajo fue un laboratorio de construcción hasta hallar lo que queríamos, y todo para una puesta en escena que era mover tantito lo que son títeres de mesa. Que estuvieran todos en escena, que no se vieran caídos en el escenario sino que pudieran estar relajados y aguantaran estar en escena, algo que generalmente no se hace.

NIDYA: Entonces llevó mucho tiempo la dramaturgia, llevo otro tanto el modelado… Me llamó mucho la atención la belleza de las figuras, pero ahorita sin preguntar, ya me dijiste de qué material son… ¿Por qué Salomé?

EMILIA: Esos sí son gustos personales de Sergio Aguilera. Cada quien escoge qué quiere hacer y a él le gusta lo que hace Oscar Wilde con algo tan pequeñito, y toda la construcción que hace –todo el texto– le gustó.

NIDYA: Me doy cuenta de que tienen  una temática de las mujeres, empezando con Salomé.

EMILIA: En realidad son muchos los gustos, pero él sí tiene una onda de abordar a las mujeres con el estandarte de “soy hombre pero soy feminista”, y eso incide en cómo aborda las obras, por ejemplo al no querer que muriera.

NIDYA: ¿Y él hizo la adaptación?

EMILIA: Sí.

NIDYA: No conozco el texto de Salomé de Oscar Wilde, pero dada la narrativa de la obra y que sí conozco otras obras de Wilde, intuyo que se incluyó gran parte del texto poético. ¿Es cierto?

EMILIA: Sí, parte de lo que le gusta a Sergio es la maestría de Oscar Wilde. Tiene una manera de decir cosas profundas de una forma poética y universal. Es una obra que si te metes ahorita –lo dice a cada rato Sergio–, si te metes ahorita a Google a buscar boletos para Salomé, en alguna parte del mundo se está representando siempre, siempre, siempre.

NIDYA: Estoy de acuerdo contigo, yo conozco la ópera que es muy linda y por lo menos cada año se estará representado en varios lados. Salomé es, en efecto, un clásico de clásicos.

EMILIA: Yo te recomiendo que leas el texto. Es muy chiquito, es una obra muy pequeña, no es muy larga.

NIDYA: Sí te creo, el teatro de Oscar Wilde es breve en general, y a mí me encanta. Me gusta mucho el trabajo que hicieron. Me gustaron los detalles espacio-futuristas que, ¿son para meter el 2117?, supongo…

EMILIA: Es porque la intención es que sea para jóvenes. No es para niños definitivamente. Es muy típico que la gente piense que si son títeres es para niños, pero esta obra en definitiva no lo es. No hay ninguna grosería, pero tiene otros elementos que son muy fuertes: la cabeza cortada, el desnudo. No es para niños y de entrada los niños no le entenderían. Además, el otro miedo que tenemos es que los aleje de los títeres, que llegue a incomodarlos o a asustarlos, cuando somos una compañía que trabajamos con niños y que nos interesa jalarlos. Por eso decimos que esta obra no es para niños. Creemos que el público potencial es mayores de quince años, o sea, a partir del bachillerato, como para ellos sería la intención. Todavía no sabemos si lo logramos porque aún no hemos llegado a ese tipo de público, pero por eso se montó así el espectáculo: como caricaturas, escenas dinámicas y cortas, de una escena a otra escena a otra escena, en cuadros, tratando de tomar elementos que les sean familiares a los jóvenes.

NIDYA: Además hay un gran trabajo de coordinación por parte de las actrices, ¿no?

EMILIA: Es un reto. Desde la dirección está concebido que no es fácil la animación. Esto de tener tres títeres a la vez y, de plano, estar animando a uno que está dialogando la otra es un gran trabajo actoral, pero concebido desde la dirección…, es complejo.

NIDYA: Tengo una duda, ¿cómo se forma una actriz para teatro de títeres?

EMILIA: Pues… no sé. Eso se lo podrías preguntar a Ursula. Ursula, la que hace a Salomé, ha trabajado ya diecitantos años con Tlacuache títeres. Pero ella salió de la Academia y entró a trabajar con un titiritero. Entonces le enseñaron casi desde que terminó de formarse actoralmente cómo es animar un títere…, y entonces los anima sutilmente. Porque hay un efecto en el que le pasas tu expresividad al títere y no debes distraer. Y cuando se hacen los rompimientos: esto de que “ay, te estoy hablando a ti, titiritera”, hay que hacer bien el corte para que entonces la gente ahí sí volteé a ver al titiritero y luego ya vuelva con los títeres.

NIDYA: Pero, ¿ellos son actores de formación?

EMILIA: Sí, las dos son actrices. Denis, igual del Colegio de Literatura Dramática y Teatro y Úrsula es del Colegio Ruso de Actuación. En realidad mucha gente llega a los títeres porque le encantó y se empieza a especializar. Una carrera de títeres como tal, no hay. Casi todos los titiriteros aprenden a animar títeres porque aprendieron con “fulanito de tal”, porque entraron a “tal” montaje, porque en “tal” montaje les fueron enseñando y aquí tienen la gran ventaja de que Sergio se ha especializado veinte años en esto y se dedica, le interesa especialmente el hecho escénico. Entonces ahí es donde hay mucho trabajo de dirección.

Aquí es mucho de juego. Finalmente son muñecos y juega con ellos. Hay cosas que –decimos– a la hora de construirlos: “es que quiero que haga estas maravillas”, y luego te das cuenta de que hace otras cosas que no querías o que no hace lo que querías… ¿Cómo adaptas eso a otro movimiento?

Afortunadamente tuvimos a Brenda que hizo un trabajo de maquillaje fenomenal. Ella es maquillista de la Compañía Nacional de Teatro, entonces cuando Sergio le dijo que hiciera maquillaje de ópera, ella sabía cómo funciona el maquillaje con las luces. Nosotros le entregamos los títeres ya con ojos, todo listo para que ella les pusiera la pintura. Los accesorios los fuimos consiguiendo.

Herodías fue el modelo con el que experimentamos, por eso tiene muchas adaptaciones, fue un taller para que pudiera tener movimiento. El cuerpo es aluminio, bolitas con las que hicimos las articulaciones…

NIDYA: ¿Es aluminio?

EMILIA: Es aluminio, tubitos de aluminio con alambre, y las articulaciones están unidas con elástico, forradas para que no se note tanto.

NIDYA: Hay un montón de vertientes dentro del títere…

EMILIA: Muchísimas, títeres de hilos, de sombras… Me gustan mucho las sombras, aunque ya no puedo decir qué es lo que más hago.

Todo se tomó en cuenta y se escogieron estos detalles futuristas. Pensábamos “¿cómo vamos a poner a Juan en la cisterna?”. Dijimos “la jaula del pájaro”, y luego “¡No!, queremos otra cosa”… Finalmente, algo conocido para todos los jóvenes.

NIDYA: Se parece mucho el personaje de Salomé a Mata Hari, ¿no? Por esta cuestión de “la bailarina seductora”.

EMILIA: Sí, sí, esa era la idea. Y fue necesario pensar en todo, cómo quieres que se pare, qué quieres que haga…, y eso nos llevó un mes y cacho. No podíamos empezar a modelar hasta que el esqueleto hiciera lo que queríamos.

NIDYA: Entiendo entonces que, además de teatreros, este trabajo exige escultores.

EMILIA: Lo maravilloso, por lo que a mí me encantaron los títeres… Yo en realidad, trabajando en forma en títeres llevo dos años, no es mucho. Pero estudié el Bachillerato en Diseño Decorativo, y ahí llevé Dibujo, Pintura, Fotografía, Planos arquitectónicos… Entonces a la hora de hacer el teatrino, todos esos conocimientos me sirvieron. Luego estudié Literatura Dramática y Teatro. Entonces si quieres ser titiritero, tienes que hacer todo. Idealmente el mismo titiritero actúa. Aquí la complejidad es que, como requiere tanto hay que verlo. Es necesario contar con un espejo para verte, para que el mismo actor vea cómo lo está viendo el público. Por esa dificultad fue necesario contar con actrices, independientemente de los que realizamos la producción. Pero un titiritero requiere toda esa plástica, necesita verse, saber de música… Hay unos requerimientos para ser titiritero en Argentina, y realmente es una lista impresionante, tienes que saber trabajar con maderas, metales, plásticos, hule espuma, telas porque hay que hacer ropa, tienes que hacer un montón de cosas y cuando me enteré de los títeres, me di cuenta de que yo ya había hecho títeres por accidente; es decir, me decían “se requiere una araña”, y yo hacía la araña sin saber que lo que había hecho era un títere. Luego, cuando entré de lleno, me dejó fascinada, me encanta. La gran oportunidad, la maravilla de este proyecto es que requirió manejar aluminio, madera…, aquí en mis uñas tuve de todo, plastilina, telas, de todo…, y poder trabajar con Sergio que es un gran director.

NIDYA: La banda sonora fue maravillosa, tenía que mencionarlo.

EMILIA: Sí, para eso se llamó a un músico para que hiciera la música original, pero fue un paquete muy grande –yo creo–; nos entregó sólo una canción que no nos gustó del todo. Entonces nos dimos a la tarea de buscar frenéticamente; todos los días veníamos a trabajar y buscábamos y buscábamos hasta que fuimos dando con una selección que podía funcionar. La dificultad era que es una fiesta, entonces tiene que haber música todo el tiempo y no puede ser la misma canción… Idealmente se va a mandar a hacer música original, queremos presentarle el video al músico para que lo vea y escuche y entonces sí que componga la música original.

NIDYA: ¿Podemos entender que este trabajo es previo a la presentación definitiva?

EMILIA: Sí y no. O sea, ya se puede presentar. Lo que pasa es que para lo que queremos originalmente, requeríamos música original. Entonces para todo eso no llegábamos, y desde el sismo todo quedó detenido; nos metimos a ayudar a los multifamiliares y fue un bache enorme de tiempo y trabajo… ¡Pero, aquí está Sergio!

NIDYA: Aprovechando este momento, Sergio, ¿por qué Salomé?, digo, independientemente de que Salomé sea una obra maravillosa.

SERGIO: Es una obra emblemática de Oscar Wilde; quizá su obra más importante y más representada. Es una obra que se representa en todo el mundo todo el tiempo, puedes buscar tickets para Salomé todo el tiempo y en algún lado se está representando por alguna compañía, ya sea la tortuosísima versión en ópera, de Strauss, o en alguna versión de teatro contemporáneo. Se ha hecho en muchos idiomas y se representa todo el tiempo porque es una obra, una tragedia… Wilde escribió una tragedia, la convertimos en una comedia, una farsa ligera, la cual confronta dos polos de la sociedad muy claramente identificables, por un lado están los poderosos que están aliados y que tienen todo un constructo patriarcal, hegemónico y machista, que la obra lo denuncia desde su origen. En este momento estamos viviendo un cambio social muy importante en el  que las mujeres están tomando un carácter protagónico y están adquiriendo, después del milenio, un lugar en la sociedad a la par de los hombres. Aún falta mucho para que eso suceda; es una cuestión muy delicada, muy complicada, sigue habiendo una brutal opresión machista en todos los aspectos, en lo económico, en lo político, en lo cultural, en lo social, en lo comercial; sigue habiendo esta utilización de la mujer como un objeto, como una presea, como algo que se puede controlar, someter y utilizar para continuar con el mismo estado de cosas hablando en términos de sistema y de Estado. Esta obra lo denunciaba en su tiempo y es muy oportuno revisarla. Nos parecía que era muy difícil adaptarla con verdad a la época contemporánea, porque aún seguimos muy estancados en esos procesos sociales, por eso la quisimos situar en un imaginario 2117, en el cual, quizá dentro de cien años, la mujer en verdad pueda emanciparse, liberarse y no ser castigada por eso, no ser castigada por exigir sus derechos y por exigir la igualdad. Entonces es una obra que hicimos para jóvenes, que queremos que vaya hacia un público joven, para que tanto los chicos como las chicas tomen conciencia de que esta confrontación puede ser brutal, de que tiene que haber una empatía, tiene que haber un entendimiento, un acercamiento entre los dos sexos para que la sociedad avance, para que podamos construir otro tipo de sociedad…, el mensaje que queremos dar es que se puede confrontar al poder, y que las más vulnerables, que son las mujeres, en este caso la hija, la sobrina del tetrarca que además la acosa, que mató a su padre, puede revelarse ante todos los estratos de poder, y liberarse a través de arrebatarles el botín político que es, finalmente, el profeta, el bautista… Y es una situación también muy vigente, en la cual seguimos teniendo un Estado represivo y todos aquellos que hablen de libertad serán condenados a la cisterna. Entonces, esas fueron las cosas que nos motivaron para traer esta obra a los jóvenes, para que conozcan a Wilde y, pues, por ahí se acerquen a su obra que es vasta y muy interesante.

NIDYA: ¿Qué complicaciones te generó la adaptación?

SERGIO: El lenguaje de Wilde es profundo, poético, pero también muy rebuscado, como buen artista victoriano. Hubo que hacerlo más accesible, que se comprendieran las palabras y quitarle un poco de tanto rebuscamiento que tenía. Otra complejidad es que la obra es muy vasta, entonces adaptarla para los títeres implicaba ser muy sintéticos. Es muy vasta la obra, es muy amplia, entonces los títeres no aguantan tanto texto y deben ser muy sintéticos. El actor tiene muchos recursos para expresar un texto, en este caso el trabajo de las compañeras es muy bueno en cuanto a las intenciones y a la carga que debe tener el texto, y había que ser muy sintéticos en cuanto a que se entendiera la vasta anécdota que es también muy complicada. Por otro lado, por cuestiones, digamos, de mercado, no puedes crear obras para títeres que impliquen un elenco grande, mucha producción, porque no existe un mercado que lo sustente, al menos en México, entonces estarías limitado a venderlo en ciertos festivales internacionales y no podríamos llegar a donde queremos ir; es decir, a las secundarias, a las preparatorias, a las casas de cultura, a los barrios, a foros diversos…, entonces requería hacer una síntesis también en eso y hacer una adaptación de tantos personajes, tantos textos y tantos diálogos para dos intérpretes, fue también un reto muy complicado, llevó mucho tiempo y, finalmente, con la puesta en escena fuimos encontrando qué cosas había que decir, qué cosas podíamos quitar y cómo se iba construyendo el texto final.

NIDYA: Yo vi un aparato de producción muy grande… ¿Cómo se conforma el equipo?

SERGIO: En este caso es muy complicado porque necesitas especialistas, y si no son especialistas, gente que tenga el tiempo y la voluntad para aprender nuevas técnicas. En cuanto a la realización de títeres hubo todo un trabajo de diseño que hicimos prácticamente la señorita asistente, Emilia René, y yo. Hicimos el diseño que partió de mi concepción y mis ideas y después se fueron sumando las sugerencias. Entonces tuvo que aprender técnicas que no había trabajado, aventurarse a desarrollar cosas que no había hecho con anterioridad e ir aprendiendo sobre la marcha. Entonces el proceso de creación fue a través de la experimentación. El títere generalmente es así, a menos que tengas cosas tradicionales que ya sabes cómo son. Si buscas algo más contemporáneo hay que probar las cosas, probarlas y probarlas y probarlas. Después tenía el apoyo de la gente de Tlacuache títeres, Arianna Escárzaga que es asesora de dirección, también fue becaria del FONCA con esta misma beca de Creadores Escénicos con Trayectoria, habíamos hecho tres años anteriores trabajo con ella y entonces nos fue muy útil que nos fuera diciendo “esto está funcionando, esto no”. En el caso de Francisco Cano, es un titiritero también ya con experiencia, con mucho tiempo, y venía a dar soluciones cuando nosotros nos complicábamos mucho la cabeza, y a veces a proponer cosas simples que no queríamos hacer…, queríamos hacer cosas complicadas. Pero propuso para realización y para la puesta en escena. Brenda Castro hizo el maquillaje; es una especialista. Ella hace maquillaje para ópera, para la Compañía Nacional de Teatro, para cine, y ella hizo el  diseño de los personajes… Necesitas especialistas, gente con una preparación específica. Las actrices también ya tenían una experiencia previa. Entonces, sí te ves forzado a recurrir a la gente que ya se sabe y conoce el negocio y, por las limitaciones de presupuesto, entre muy pocas personas se tiene que hacer muchísimo trabajo. Así fue como lo logramos.

NIDYA: ¡Pues muchas felicidades y gracias por invitarnos!

IMÁGENES

Al exterior: Salomé, del archivo de Tlacuache títeres, Derechos reservados

Al interior: Fotografías de la presentación del 17 de diciembre de 2017 >> César Abraham Vega, Derechos Reservados

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1 comentario

Emilia Renee 17/01/2018 - 23:25

¡¡¡¡Vivan los títeres!!!!!!
Y los espectadores que lo hacen posible

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