NAVEGAR

por Víctor Hugo Pedraza

por Víctor Hugo Pedraza

Intento reconocerme

entre todas estas variantes inciertas.

Pruebo cada uno de sus sinsabores,

sus ácidos destellos,

ansiedades nebulosas.

Se quedan,

algunas,

prendidas a mis manos.

Rasgan afanosamente mis dedos,

pero al final caen

estrellándose contra el piso

para perderse, irremediablemente,

entre las grietas de éste.

Entonces sé que no soy yo,

que, ahí, no existo.

Camino, de nuevo, entre cuervos al acecho,

debajo de la mirada insistente

de un dios incrédulo,

sacudido por mis sueños.

Se presentan, de nuevo,

los susurros que el viento recogió,

no sé dónde,

pero intentan seducirme.

Dicen,

que ahí estoy,

soy su alimento y que,

puedo descansar

y cumplir aquello,

que cuando nací,

me contaron al oído.

¡Imposible!

Nadie,

nunca,

ni en mis perversas confesiones entre pesadillas,

sabía aquel secreto.

Así,

descubrí esa mentira.

¡No, tampoco estoy en el viento!

Deambulo entre espasmos convergentes

de la ciudad moribunda,

entre su ocaso metálico,

desafiando sus fórmulas,

sus misterios.

Navego para encontrar…

me.

 

Imagen al exterior: Barcos de guerra bajo una fuerte tormenta. Pintado por Ludolf Bakhuysen

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