Por María Pérez
Ya es septiembre y eso implica la repetición de los ritos y las formas con que celebramos la independencia de nuestra nación; la cena, la bebida, las canciones extranjeras y bla, bla, bla… En estos días tan iguales de cada año te recomiendo llevar a tu Cama de libros esta grandiosa obra que se llama Pequeños poemas en prosa, la cual te adentrará en temáticas que rompen esquemas literarios. 
Por medio de cincuenta relatos cortos, de temas imprudentes y otros misteriosos, se cuestiona el nacionalismo, el amor, la vida, la felicidad, el yo. Se trata de una obra clásica de la literatura francesa moderna del autor Charles Baudelaire, iniciador del simbolismo: movimiento artístico donde el mundo está rodeado de misticismo y representa un acertijo que se debe solucionar.
Si te aburre la repetición de rituales dañados, lleva a tu cama de libros Pequeños poemas en prosa, donde el autor muestra la sencillez en que vive la belleza natural, la callada soledad de los ancianos, la añoranza de los deseos más lejanos, el juicio a la razón vacía, los diferentes tipos de mujeres, la vida que se vuelve horrenda, los juguetes, los diablos, las hadas, los crepúsculos y más. La enorme variedad de temas que maneja Charles Baudelaire está acompañada por una melancólica conciencia sobre la banalidad de lo que ocurre a su alrededor. En mi Cama de libros cobijé a los humildes, los menores, las mujeres de esos ambientes parisinos de la Francia del siglo XIX.
Pero sin duda el relato llamado “Embriagaos” resume parte de su postura ante la vida, pues deja en claro: “Hay que estar siempre borracho[…] pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, de lo que queráis pero embriagaos”[i] y es aquí donde el escritor alude a ese sentido de embriaguez como si fuese un estado que mantiene tu energía concentrada en el goce de algo. Baudelaire define esa embriaguez como la relajación que nos mantiene en excitante lucidez, ya que, como lo dice el autor, sólo por medio de ella se detiene el efecto del tiempo y se aleja el humor agrio del ritmo de la vida.
La Cama de libros se pone ebria, y al calor de la conciencia crítica rechaza los símbolos patrios exaltados tan sólo por esa parte jocosa de nosotros que busca un pretexto para la celebración y el brindis. Si te has cansado de festejar nuestra independencia de esa manera, llévate a tu cama este conspirador libro. Pequeños poemas en prosa propone rutas críticas sobre la sociedad occidental que sigue supremas verdades, este libro te cuestiona, te hará la pregunta: ¿en qué crees?, y tu respuesta te llevará al estado creativo. Así que embriágate de poesía, de música, de propuestas artísticas que te devuelvan sensibilidad; embriágate de nuevos deseos de crecimiento interno, no importa cuántos años tengas, mantente en ese estado creativo, crítico de la realidad, mantente ebrio de todo aquello que te llena de vida, ebrio de amor, ebrio de paz, ebrio de un sentimiento que te separe de la rutina y de la idea persistente de que todo en el mundo anda mal.
[i] Charles Baudelaire, Pequeños poemas en prosa, Madrid, Espasa-Calpe, 1968, p., 58.
1 comentario
La reseña fluye, no obstante no estaría de más decir que este libro de Baudelaire es una pieza importantísima para pensar y crear el llamado “poema en prosa” (es uno de los puntos en los que radica en que se le considere un clásico ), tal como lo dice el francés, pues buscaba liberarse de la rima, quería un género que se adaptara al ritmo de su alma. El poema en prosa en nuestros días es moneda corriente y más al habernos liberado de la cuadratura de los esquemáticos géneros literarios. Baudelaire, con los “Pequeños poemas en prosa”, aportó en dicho campo.