BIBLIOENTREVISTA A VIKTOR FRANKL

por Armando Escandón

O PINCELADAS DE LO QUE ES LA LOGOTERAPIA

Viktor Emil Frankl (1905-1997) fue un neurólogo, psiquiatra y psicoterapeuta vienés, de origen judío. Ante la invasión nazi, tuvo la oportunidad de salir de Viena, pero decidió quedarse para compartir con sus progenitores el destino común. Sus padres fallecieron en el campo de concentración. Por su parte, a Tilly Grossner, la esposa de Frankl, la obligaron a abortar, ya que estaba prohibido que las mujeres judías dieran a luz. Posteriormente, ella también murió.

Frankl, tras estar recluido en diversos campos de concentración —Theresienstadt, Auschwitz, Kaufering y Türkheim—, junto con otros sobrevivientes, fue liberado por el ejército norteamericano el 27 de abril de 1945. De esa experiencia vital, de la “psicología del prisionero promedio”, Frankl tomó las bases para una propuesta terapéutica, influenciada a su vez por el existencialismo: la logoterapia.

A continuación, se realiza una biblioentrevista [1] a Frankl, a partir de su libro El hombre en busca de sentido —se publicó por primera vez en 1946, bajo el título Psychologe erlebt das Konzentrationslager (Un psicólogo en el campo de concentración)—, donde el autor dio fe de su tránsito y supervivencia como prisionero del holocausto judío.

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¿Qué buscó plasmar en este libro?

“Es la historia de un campo de concentración «vista desde adentro», contada por uno de sus supervivientes. […] intenta dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo afectaba el día a día en un campo de concentración en la mente, en la psicología, del prisionero promedio?” (27). “Ya se ha publicado una abundante literatura acerca de los campos de concentración. Este ensayo pretende dibujar un ángulo concreto, quizá menos tratado: describir las experiencias como vivencias concretas de un ser humano, penetrar y delinear la precisa naturaleza psicológica de esas vivencias” (32).

 ¿Puede referirnos a qué llamaban el “juego del dedo”?

“[En Auswitchz, tras bajar del tren y formarnos en filas de hombres y mujeres] [Un soldado] Había adoptado una posición aparentemente relajada, sujetándose el codo derecho con la mano izquierda. Movía con parsimonia el dedo índice de su mano derecha hacia un lado o hacia otro, hacia la derecha o hacia la izquierda. En aquellos momentos desconocíamos el siniestro significado de aquel leve movimiento de su dedo […] Llegó mi turno. Alguien me susurró que la derecha […] El hombre de la SS me escudriñó de arriba abajo, pareció dudar y puso sus manos sobre mis hombros. […] Me hizo girar hacia la derecha y yo me encaminé en esa dirección.

Al atardecer[,] nos explicaron el significado del «juego del dedo». Se trataba de la primera selección, el primer veredicto sobre nuestra aniquilación o nuestra supervivencia. Para la gran mayoría de nuestra expedición, cerca de un noventa por ciento, significó la muerte, cuya sentencia se ejecutaría a las pocas horas. Los de la izquierda pasaron directamente de la estación al crematorio. Ese edificio, según me contó el recluso que trabajaba allí, lucía sobre sus puertas la palabra «baño», escrita en varios idiomas europeos. Al entrar se le entregaba a cada prisionero una pastilla de jabón, y después… Gracias a Dios no necesito contar lo que sucedía después. Muchos han escrito ya sobre el terrible horror” (38-39).

 ¿Cuáles son las fases de la psicología de un prisionero?

“[…] una primera fase que sigue inmediatamente a su internamiento, una fase de adaptación a la vida del campo, y una tercera que comienza con la liberación” (35).

 ¿Qué debe considerar alguien que está recluso y desea sobrevivir al encierro?

“Cualquier tentativa para combatir la presión psicopatológica del campo sobre el prisionero, por medios psicoterapéuticos o métodos psicohigiénicos, debía encaminarse a fortalecerlo interiormente[,] señalándole una meta futura a la que aspirar, un objetivo por alcanzar” (97). “Las palabras de Nietzsche «el que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo» podrían convertirse en el lema que orientara y alientase los esfuerzos psicohigiénicos y psicoterapeúticos con los prisioneros. Siempre que presentaba la menor oportunidad, era preciso infundirle un porqué —un objetivo, una meta— a sus vidas, con el fin de endurecerlas para soportar el terrible cómo de su existencia. ¡Pobre del que no percibiera algún sentido en su vida, ninguna meta o intencionalidad y, por tanto, ninguna finalidad para vivirla: ése estaba perdido!” (101).

Hasta la fecha resulta difícil de creer que un humano hiciera con otro lo que los alemanes realizaron con los judíos durante aquella época. ¿Cómo era la psicología de un guardia nazi?

“[…] entre los guardias había algunos sádicos, sádicos en el sentido clínico más estricto y preciso. […] siempre se elegía a esos sádicos cuando se necesitaba una patrulla de guardias alemanes implacables. […] la mayoría de los guardias tenían el corazón embotado por el hecho de presenciar, como testigos directos, durante largos años, y a un ritmo siempre creciente, los métodos brutales del campo. […] es preciso afirmar que algunos guardias sentían compasión por nosotros” (108).

Su libro tiene un apartado llamado “La pregunta por el sentido de la vida”, ¿puede explicar algo sobre el particular?

“Lo que en verdad necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente. Y respondamos no con palabras, ni con meditaciones, sino con el valor y conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular” (101).

Es decir, ¿cada persona debe vivir sus propias experiencias? ¿Se puede definir la vida de modo “generalizado” para todos los hombres?

“Esas obligaciones y esas tareas, y consecuentemente el sentido de la vida, difieren de un hombre a otro, de un momento a otro, de forma y manera que resulta imposible definir el sentido de la vida en términos abstractos. Jamás se podrá responder a las preguntas sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas. «Vida» no significa algo vago e indeterminado, sino algo real y concreto, que conforma el destino de cada hombre, un destino distinto y único en cada caso singular. Ningún hombre ni ningún destino pueden compararse a otro hombre o destino” (101).

¿Cómo se contrasta el psicoanálisis de la logoterapia?

“[…] comparada con el psicoanálisis, la logoterapia es un método menos introspectivo y menos retrospectivo. La logoterapia mira más bien hacia el futuro, es decir, al sentido y valores que el paciente quiere realizar en el futuro. La logoterapia, ciertamente, es una psicoterapia centrada en el sentido. Al mismo tiempo, la logoterapia rompe el círculo vicioso y los mecanismos de retroalimentación que juega un papel tal crucial en el desarrollo de la neurosis. De esta forma se quiebra el típico egocentrismo del neurótico, en vez de encontrarse constantemente alimentado y fortalecido” (120).

“[…] La logoterapia se diferencia del psicoanálisis porque concibe al hombre como un ser cuyos intereses primordiales se inscriben en la órbita de asumir un sentido a la existencia y realizar un conjunto de valores, y no en la mera gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos […]” (126).

¿Qué significado le dio a la palabra “logos”, misma que, si no me equivoco, posee más de uno?

“Explicaré por qué empleé el término logoterapia para designar mi teoría. Logos es una palabra griega que equivale a «sentido», «significado» o «propósito». La logoterapia o, como le han denominado algunos estudiosos, la «Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia» se centra en el sentido de la existencia humana y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre. De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso aludo a la voluntad de sentido, en contraste con el principio de placer (podríamos denominarlo voluntad de placer) que rige al psicoanálisis freudiano, también con la voluntad de poder, enfatizada por Alfred Adler” (120-121).

¿Qué entiende por frustración existencial?

El hombre es capaz de malograr su voluntad de sentido, en cuyo caso la logoterapia habla de «frustración existencial». El término «existencial» admite tres significados distintos: para referirse a la existencia misma, esto es, al modo de ser específicamente humano (1); el sentido de la existencia (2); y al afán por encontrarle un sentido concreto a la existencia personal, es decir, la voluntad de sentido (3)” (124).

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El resto del texto es un acercamiento inicial a la logoterapia, considerada como la tercera escuela terapéutica vienesa, posterior al “psicoanálisis” de Sigmund Freud y a la “psicología individual” de Alfred Adler. Conceptos como neurosis noógena, noodinámica, el vacío existencial, el suprasentido, la técnica, la rehumanización de la psiquiatría, entre otros, se pueden encontrar en el libro que se menciona en la referencia bibliográfica, mismo que además de presentar la esencia de la terapéutica en cuestión, es un valioso testimonio de supervivencia a uno de los episodios más oscuros en la historia del hombre: la Segunda Guerra Mundial.

 

LIBRO CONSULTADO

Frankl, Viktor E. El hombre en busca de sentido. Cristhine Kopplelhuber y Gabriel Insausti Herrero, traductores. España, Herder, 2010, pp. 153.

NOTA

[1] La biblioentrevista es un género a caballo entre la entrevista y la reseña bibliográfica; es una propuesta del autor de estas líneas. Los escritores parten de este mundo físicamente, pero sus ideas quedan resguardadas en sus obras. De ahí el recurso de tomar las respuestas de sus propias obras. Al final del trabajo se incluye la respectiva bibliografía, los números dentro de los paréntesis indican la página del texto consultado.

Este formato ya, en otro momento, fue aplicado a la figura de Pierre Gripari y su obra, Cuentos de la calle Broca. Véase: «https://sombradelaire.com.mx/biblioentrevista-a-pierre-gripari-autor-de-los-cuentos-de-la-calle-broca/».

 

IMAGEN

Fotografía de la época >>  No se encontró el autor.

Armando Escandón Muñoz nació en Amecameca, Estado de México, el 28 de diciembre de 1981. Escritor, editor, técnico bibliotecario, Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas y maestro en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México. Cultiva el cuento, el ensayo, la fábula y el aforismo. Actualmente imparte talleres de creación literaria, es coeditor del proyecto editorial Maladrón, prepara tres libros de su autoría y un par de antologías.

En su faceta como historiador ha trabajado temas sobre la mexicanidad —y los imaginarios sociales— de finales del siglo xix y principios del XX, tales como: la china poblana, el pelado, el corrido mexicano y el Museo Nacional de Historia Natural.

Asimismo, en el campo de la animación a la lectura, le da vida al perro Diógenes, cuentacuentos, que utiliza la técnica japonesa del kamishibai (teatro de papel).

Entre sus publicaciones cuenta con una participación en la antología de jóvenes creadores Desde las islas, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México en 2007, y el libro de cuentos Ficcionario, editado por Maladrón en 2011 y presentado en la XXXII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

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